martes, 29 de mayo de 2012

El fracaso de la política de consenso en España

El fracaso de la política de consenso en España
Pedro González de Molina | Licenciado en Historia por la Universidad de Granada y Máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Internacional de Andalucía.
Fuente: Socialistas a LA IZQUIERDA (http://socialistasalaizquierda.org/)

Después de la II Guerra Mundial se estableció en Europa occidental de mano de los Frentes Populares nacidos durante la guerra para combatir al ocupante nazi, o en Gran Bretaña de manos de los laboristas, una política de consenso entre capital y trabajo, entre sus representantes de la patronal y los sindicatos, y entre los partidos socialdemócratas y los demócrata-cristianos. Éste gran pacto suponía, por parte de los trabajadores, la aceptación de la sociedad de mercado y del capitalismo, se lograba la aceptación por parte de los empresarios de una fuerte política redistributiva a través de altos impuestos, un gran desarrollo de las políticas de bienestar (Estado del Bienestar o Estado providencia), la democracia política, políticas económicas keynesianas e incluso ¨ planificadas ¨, y reglas de trabajo plasmadas en los convenios colectivos pactadas por la patronal y los sindicatos (1). A ésta época se la llamó la ¨ edad dorada del capitalismo ¨, donde, en occidente, permitió unos buenos crecimientos económicos y un amplio bienestar de la mayoría de la población hasta ahora desconocidos en la historia. Ésta época se produjo en un momento en el que la estabilización de posguerra, la Guerra Fría, y la llegada al bienestar de los trabajadores hacía imposible la revolución en Occidente (2). España, debido a su situación parecida a la de Portugal y Grecia, al estar bajo el Régimen dictatorial del general Franco entró tarde en ésta dinámica, hasta los años 82 con la victoria del PSOE, y además lo hizo en un contexto dificilísimo provocado por la crisis económica mundial, las altas tasas de paro y la reconversión industrial.

El consenso se empezó a resquebrajar, aunque hemos tenido que esperar en la mayoría de los países a la llegada de la crisis actual para que éste estallase por completo, en el contexto de la crisis energética de los años 70 que produjo a su vez la crisis del modelo fordista y la crisis de las políticas económicas keynesianas. Ésto se produjo a partir de la propagación de las ideas neoliberales (Escuela de Chicago), tras su experimentación en Chile con Pinochet, donde los llamados ¨ Chicago Boys ¨, entre los que destaca Milton Friedman, ayudaron al gobierno del dictador en su política económica. Tras la subida al poder de Ronald Reagan, en EEUU, y de Margaret Thatcher, en Gran Bretaña, se inició, con ayuda de las instituciones internacionales (FMI, BM, OMC, BID, etc.), la propagación de los postulados de esta teoría y la ¨ revolución neoconservadora ¨ en la política. A pesar de que las llamadas Reagonomics (3), como las bajadas de impuestos, fueron un fracaso, se logró extender las políticas neoliberales a numerosos países, ya sea a instancias del FMI y del BID (como casi toda Latinoamérica), o de motus propio, tras la caída de la URSS.

La caída de la URSS produjo un vacío existencial en la izquierda mundial, del que muchas no se han recuperado, pensando neciamente por parte de algunos socialdemócratas que eso les daba la razón a ellos. La izquierda europea, aunque también de otros lados, asumió la nueva teoría aparecida en los 80 de la ¨ Tercera vía ¨, luego aplicada por los gobiernos de Jospin (Francia), Felipe González y Zapatero (España), Schröder (Alemania), Blair (Gran Bretaña), etc. Ésta teoría y su aplicación práctica ha llevado a desdibujar las líneas entre la izquierda y la derecha, al asumir la primera un discurso técnico muy alejado de los ciudadanos, una política económica neoliberal y un contenido difusamente izquierdista en lo social y político. A pesar de los avances en materia social y en derechos (sobre todo civiles), cuando la situación económica ha empeorado éstos partidos iniciaron el abandono progresivo de todo lo conquistado, y por supuesto el abandono completo de nuevas conquistas. La adopción del lenguaje de la derecha permitió, poco a poco, que ésta le comiese terreno, y en la mayoría de los casos, que el potencial transformador de la izquierda quedara en suspenso.

El ideario neoliberal va en la lógica del Estado mínimo, más parecido al Estado gendarme del siglo XIX que a los estados providencia nacidos de la posguerra. El ideario neoliberal queda resumido en la siguiente frase de Milton Friedman: ¨ lo único que no se podría privatizar serían las fuerzas armadas, los tribunales y algunas carreteras y autopistas ¨. Dicho de otro modo, todo es susceptible de ser un negocio, no hay líneas rojas infranqueables en ésta ideología, muestra de esto que es que Ronald Rusmfeld, fiel seguidor de Friedman, terminó por semi-privatizar la guerra de Irak, llegando a haber 70 mercenarios por cada 100 soldados de EEUU. En otros términos, los llamados ¨ fundamentalistas del mercado ¨ defienden una reedición del laissez faire decimonónico, salvo que a escala mayor producto de la globalización, eso significa que el Estado se inmiscuya cero en la actividad del mercado (salvo para garantizar la propiedad y la seguridad necesaria), ya que éste se rige por la ¨ mano invisible ¨ (que es tan invisible que no existe) que todo lo equilibra, ya que según ellos el Estado es ¨ ineficiente ¨.

La aplicación práctica de sus políticas las estamos viendo a día de hoy, hace más ricos a los ricos y más pobres al resto, crea mayores desigualdades, más crisis cíclicas e incluso estructurales, provoca una depredación de recursos naturales sin precedentes, una concentración del poder cada vez en menos manos, aumenta enormemente la precariedad en las vidas de las personas y la inseguridad, aumenta la miseria, produce una concentración enorme de la riqueza en pocas manos, etc. Los efectos prácticos en la política los estamos sufriendo, y se resumen en que lo que está claro es que ha entrado en crisis es el modelo dominante de la democracia liberal-representativa, ya que el sistema electoral se ha mercantilizado, con grandes operaciones de marketing financiadas por empresas privadas, que ha llevado a Crouch a afirmar, en su libro la ¨ Posdemocracia ¨, que ¨ cuanto más liberalismo se filtre en la democracia mayor será la distorsión de la política electoral ¨. Además, el sistema en si es muy vulnerable a los grupos de presión (instituciones internacionales, lobbies, etc., como hemos aludido antes), de tal manera que Ulrick Beck ha afirmado que ¨ aquellos a los que votamos no tienen poder y los que tienen el poder no son votados por nosotros ¨.

El caso español es paradigmático, las antiguas normas laborales ya son un estorbo para los empresarios así que han sido borradas con la nueva (contra)reforma laboral. La educación se ha ido mercantilizando y volviendo más clasista con la entrada del Plan Bolonia, la nueva forma de las becas-hipotéca (siguiendo el modelo de EEUU), el aumento de ratio en las escuelas públicas, el desvío descarado de fondos de la pública a la privada-concertada, etc. También estamos viendo como el sistema sanitario público, el mejor del mundo, está siendo desmontado a pasos agigantados, primero acabando con la universalidad a través del copago selectivo, luego con la expulsión por motivos racistas de los inmigrantes irregulares, la introducción de la gestión privada en los hospitales, o la eliminación de la gratuidad de la misma a los jóvenes de 26 años que no hayan cotizado y sus familias tengan recursos. Esto por nombrar algunas medidas porque podríamos seguir con la dependencia, la justicia, etc.

Sin embargo el PSOE ha decidido hacer la oposición (in)útil, calificada así por su Secretario General Rubalcaba, tratando de alcanzar acuerdos con el gobierno del PP. Parece que la desmemoria de Rubalcaba, y de su equipo, es enorme, y parece que no han hecho un análisis crítico de la situación actual. El PP no acuerda nada con nadie, porque tiene mayoría absoluta que le garantiza no necesitar de nadie, y porque donde no la tiene pacta con los nacionalistas que están de acuerdo en esencia con sus ideas neoliberales (UPN, FORO, UPYD, CIU, etc.). Por otro lado están aplicando su programa máximo ideológico, que aunque comparte ciertas similitudes en economía con el PSOE de Rubalcaba (que es social-liberal) no necesitan del apoyo del principal partido de la oposición, y cuando lo hacen es porque les beneficia enormemente. Ejemplos de ellos tenemos muchos, la Reforma de la Constitución, donde al final los populares impusieron su propio objetivo del déficit (cosa que ya dijimos en su momento los que estábamos en contra), el pacto por la Justicia de 2001 (roto en 2009), que ha producido la mayor politización a la derecha de la judicatura, la ley sobre la banca, etc. Y cuando no les interesó pactaron en contra, como en Educación, etc., pero parece que el complejo de los gobernantes de izquierdas después de Aznar hace que éstos piensen que tienen que pactarlo todo para diferenciarse de los gobernantes populares.

En la situación actual ésta política de (no) oposición está a punto de convertir al PSOE en una fuerza irrelevante en la política nacional con una caída de intención de voto, que ya está cercana al 23%, IU por su lado no logra capitalizar el descontento, con una intención de voto del 10%, con una nefasta política mediática y la conversión de la izquierda plural en una suerte de grupo mixto 2, con lo que difícilmente logrará enviar un mensaje claro a los ciudadanos. A Rubalcaba habría que recordarle la frase del Conde de Leinsdorf, de la novela de Robert Musil titulada ¨ El hombre sin atributos ¨, que decía: ¨ ¡Querido doctor en la historia de la humanidad no hay retroceso voluntario! [...] Lo que existió antaño no volverá jamás a existir de la misma forma ¨. Bajo este principio la política de la izquierda institucional española es totalmente desacertada, y más viendo la experiencia que tenemos con los gobiernos y la oposición de la derecha española, que cree que España es propiedad suya y que el resto que no compartimos sus ideas somos la anti-España.

En esta situación habría que realizar un análisis realista de la situación, realizar un giro a la realidad, abandonar las posturas pactistas y social-liberales carentes de todo realismo, y luchar por la consecución de un Frente de izquierdas amplio que frene la oleada antidemocrática neoliberal que amenaza la propia existencia de la democracia, al vaciarla de contenido, y amenaza la propia existencia de grandes capas de población lanzadas al abismo de la pobreza. Uno siendo de izquierdas no puede comulgar con dicha política aplicada por el PP y CIU, debe plantear una alternativa programática, lanzarse a la conquista de la calle y luchar por un mundo más justo y mejor, luchar por una economía para las personas y no una para el enriquecimiento de unos pocos a costa de las personas. No se puede seguir siendo cómplice de éstas políticas que nos llevan al abismo.

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